domingo, 25 de septiembre de 2016

EL VALOR DEL SER



      Una vez que coincidimos después de haber recibido sus cartas, en las que me detallaba minuciosamente sus viajes y experiencias por todos los rincones del mundo, terminé por preguntarle qué significaba para él. Bien, pues levantándose la camiseta me mostró una cicatriz en su estómago. Le miré extrañado sin saber a qué se refería, por unos segundos no dijo nada, y añadió: “la voluntad de sobrevivir”.

domingo, 18 de septiembre de 2016

domingo, 11 de septiembre de 2016

EL GATO

   Aquel viernes de mayo decidió quedarse en su casa, situada en un complejo residencial a las afueras de la ciudad. Desde su terraza podía ver un pequeño edificio en el horizonte lejano, parecía fundir sus muros de piedra gris con el cielo nublado anunciando las últimas lluvias antes del verano. Andrea se puso cómoda en el sofá para leer un libro de relatos titulado “Los Gatos de Ulthar” bajo la luz de una lámpara de pie mientras su gato, Luno, jugaba con los calcetines de su dueña para finalmente acurrucarse entre sus piernas. Su diminuto cuerpo era negro como el azabache. Llevaba dos páginas leídas cuando alguien llamó al timbre de la puerta y acudió, al abrirla se hallaba ante ella una joven alta de pelo castaño largo de mirada nostálgica que llevaba puesto alguna clase de pijama blanco algo sucio contrastando con sus pies desnudos llenos de barro como si hubiera salido de una tumba, no podía gritar porque estaba conmocionada, de repente la hoja del hacha estaba en su cabeza, muerta en el acto.

    El felino apareció en el recibidor buscando a su dueña empapando las almohadillas de sus patitas al contacto con la sangre que brotaba. La joven entró cerrando la puerta, pasó junto al cadáver dirigiéndose al salón donde ella retomó el libro por la página marcada, sentada en un sillón a la vez que Luno correteaba hasta sus pies. Sus enigmáticos y centelleantes ojitos se desviaron hacia ella, la cual le mantuvo la mirada por unos intensos instantes. Alzó su cabecita, semejante a una nube espesa de hollín, delante de aquella joven e impulsándose saltó a su regazo, dio un par de vueltas y se acomodó para lanzar un ronroneo complaciente.